Muchas personas consumen drogas para desinhibir su conducta sexual, sentirse más adaptados y seguros de sí mismos El abuso de drogas además de los evidentes riesgos que tiene para la salud, está estrechamente relacionado con problemas sexuales. Afectando a la motivación sexual y su respuesta. El tabaco (nicotina) reduce el deseo sexual ya que afecta a los niveles de testosterona, al producirse un estrechamiento en los vasos sanguíneos, que reduce en los genitales la capacidad para llenarse de sangre.
El alcohol que es la forma más común que tienen las personas para liberarse de las inseguridades en el ámbito sexual, aún puede resultar más perjudicial que el tabaco, ya que ofrece una deshinibición en dosis bajas, pero resulta ser un depresivo que afecta a la respuesta sexual a corto y medio plazo. Las borracheras en realidad sólo favorecen las conductas sexuales de riesgo y las agresiones sexuales.
La cocaina produce euforia y aparentemente parece que incrementa el deseo sexual, sin embargo al igual que con el tabaco se estrechan los vasos sanguineos con su consumo, por lo que puede terminar produciendo difunción eréctil, y disminución de lubricación, en el caso de las mujeres. Ante un consumo reiterado con altas dosis elimina completamente el apetito sexual.
Los adictos a la heroina presentan problemas para tener y mantener erecciones, por lo que se ven incapacitados para mantener relaciones sexuales.
Equívocamente se pensaba que ciertos tipos de drogas estimulaban e incrementaban el deseo sexual, no obstante se ha demostrado que todo este tipo de drogas producen un enmascaramiento sobre los efectos que realmente causan
Las drogas psicoactivas, todas ellas en mayor o menos medida afectan al comportamiento y disfunción sexual.
Fuente: Palmero, F. Martínez Sánchez, F. (2008) Motivación y emoción. Mc graw Hill